En pleno desierto de Atacama y cerca de Quillagua se encuentra el Salar de Llamara, uno de los pocos lugares en el mundo donde se puede viajar en el tiempo y contemplar a los estromatolitos, organismos que se desarrollaban en la tierra antes de la creación de la atmosfera en nuestro planeta. Eso hace unos 3.500 millones de años atrás, tiempo en el que aparecieron en el planeta los primeros organismos vivos, siendo los restos más antiguos que revelan esta presencia. Son los estromatolitos, restos calcáreos de comunidades de microorganismos que se desarrollaron en aguas bajas de la tierra primitiva. Estos microorganismos eran capaces de realizar la fotosíntesis, al mismo tiempo, como un subproducto de su actividad vital generaron oxígeno, el cual comenzó a acumularse en la atmósfera del planeta durante millones de años, creando en el tiempo la atmósfera que permitió el surgimiento de cada planta, animal y cada persona que hoy existe en la faz de la tierra.

En sus aguas, y según los científicos, nadan microcriaturas con más de 3.500 millones de años de edad, más antiguas que cualquier dinosaurio conocido. Estas criaturas hoy conforman comunidades con forma de callampas fósiles. Adosadas a los estromatolitos, están otras microcriaturas llamadas cianobacterias, los cuales desde la superficie parecen copos de nieve flotando en las aguas turquesa de esta laguna, y bajo el agua pequeños Baobabs que surgen desde el fondo de cristales de sal de formas geométricas perfectas y terminan en fatamorganas en el espejo de agua de la laguna.

En el agua del Salar de LLamara nadan microorganismos con más de 3.500 millones de años de edad, más antiguos que cualquier dinosaurio conocido.

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A pesar de ser sitio prioritario para la conservación, el salar está en peligro de extinción. Como estos, solo hay 4 en el mundo y Llamara es el único en tierra firme: Hamelin Pool en Australia, laguna de Bacalar en Mexico y laguna salada en Brazil son reservas marinas protegidas, visitadas cada año por miles de turistas. Pero en Chile, esta laguna al igual que otros rincones, apenas se conoce.

La profundidad del salar solo alcanza unos 60 cm, y su extrema salinidad puede causar algunos malestares en el organismo humano. Bajo el agua, encontramos el fondo cubierto cristales de sal, que en algunos lugares forman pequeños montes muy parecidos a pequeños corales. También encontramos los estromatolitos que afloran en la superficie de la laguna y, en cuanto a vida orgánica, encontraremos nadando pequeñas criaturas conocidas como Artemias Salinas, las cuales son demasiado pequeñas e inquietas siendo casi imposible retratarlas fotográficamente.

El Salar de Llamara se encuentra a 180 kilómetros al sureste de Iquique, casi en el límite con la región de Antofagasta. Se accede a través del cruce Huatacondo e incluso se puede apreciar desde la Ruta 5 Norte. El estar a 750 metros sobre el nivel del mar lo hace un lugar único para el estudio científico y como atracción turística.

Estromatolitos, criaturas fósiles de millones de años en estado original
Estromatolitos, criaturas fósiles de millones de años en estado original.
Fuente: Quillagua, luna que asombra