Henry Brarens Sloman provenía de una familia de navegantes y comerciantes ingleses. A la edad de 28 años, el joven de nacionalidad alemana respondió al llamado de su amigo Herman Fölsch y partió desde su natal Hamburgo hacia el norte de Chile con la esperanza de hacer fortuna. El boom salitrero estaba en pleno desarrollo cuando la Guerra del Pacífico había permitido a Chile obtener el monopolio mundial del mineral y de su gran demanda como fertilizante y materia prima en la fabricación de explosivos.

Ya en nuestro país, Sloman había conseguido un puesto de trabajo con Georg Hilliger, quien sería cónsul de Prusia en Chile. Luego, en 1870 Herman Fölsch y Friedrich Martin formaron la sociedad "Folsch & Martin" para la cual Sloman fue llamado a ocupar el cargo de administrador, tarea que cumplió hasta 1982 cuando comenzó su carrera independiente.

Sloman partió con la explotación de salitre en el cantón El Toco –a unos 25 minutos al sur de Quillagua– cuyos derechos había comprado poco antes, pasando por alto la advertencia de algunos sobre la pobreza de aquellas tierras. Así construyó su primera oficina salitrera a la que llamó “Buena Esperanza" y levantó sus propios muelles en Tocopilla. Le siguieron las oficinas de Bellavista, California, Empresa, Gruta y Santa Fe.

En 1880 la fuerte expansión de los capitales alemanes favoreció en nuestro país el arribo de migrantes de esa nacionalidad. Uno de ellos fue Henry Sloman, antiguamente considerado como el mayor empresario del salitre de Chile.

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Pero la falta de agua era el mayor obstáculo para las empresas de Sloman. A pocos kilómetros de éstas, cruzaba el río Loa y el empresario alemán buscó la manera de embalsar el río y formar un gran dique para acumular agua y aprovechar el potencial de transforma en la energía cinética necesaria para mover el rotor de un generador, y posteriormente transformarse en energía eléctrica. Así nacieron dos diques de contención, primero el "Santa Fe" y luego el "Tranque Sloman", la primera hidroeléctrica en suelo chileno.

En la obra trabajaron cerca de 200 personas. Comenzó a funcionar en el año 1911, con un murallón de piedra canteada de 35 metros de alto y un embalse de cerca de 2 kms. Su construcción trajo dos consecuencias positivas e inconmensurablemente útiles para la producción de salitre: Proveer de agua a las oficinas salitreras y, además, generar energía eléctrica en el desierto más seco del mundo. Tres motores de 400 Hp daban la electricidad a este lugar que hoy está declarado como Monumento Histórico.

Henry Sloman fue un hombre agradecido de Chile. En 1912, un anuario alemán lo señaló como el hombre más adinerado del mundo con una fortuna de sesenta millones de marcos. En Hamburgo, su ciudad natal, compró un terreno de 36.000 metros cuadrados para levantar entre 1922 y 1924 un edificio en forma de barco, al que llamó “Chile House”. Hoy esta obra es Patrimonio Mundial de acuerdo a la Unesco. La cuantiosa inversion gastada para su construcción provino del salitre chileno.

Tranque Sloman, Región de Antofagasta
Tranque Sloman, la primera hidroeléctrica construida en Chile.

La fiebre del salitre perduró en la Bolsa de Londres hasta 1890 antes de entrar en crisis, mientras que el ciclo del mineral en los países sudamericanos finalizó en la década de 1930. La invención del salitre síntetico y una terrible secuela post guerra mundial fueron un duro golpe y significó el cierre de las faenas. Henry Sloman muere en Hamburgo en 1931, luchando hasta el final por salvar sus oficinas salitreras de la implacable debacle, las que cerraron definitivamente a fines de los años 50.

En 1974 Ricardo Sloman, hijo de Henry, escribió en sus memorias: "Yo mismo, como economista, calculo que el dinero traído de regreso por los alemanes, entre 1870 y 1901, alcanzó la suma de cuatro mil millones de marcos, de los cuales mil millones se quedaron en Hamburgo y sus alrededores, y tomando el poder comprador de la época, tres a cuatro veces más alto que hoy".

Fuente: La Tercera